El amanecer del segundo día fue algo especial, salir fuera del Refugio de Urriellu y no ver casi nada, la niebla lo invadía todo, apenas se veían las tiendas de campaña de quienes habían vivaqueado en el exterior. Desde allí aún con la intensa niebla el Naranjo de Bulnes mostraba su imponente silueta como retándonos a subir.
Y a la puerta del refugio, dándonos los buenos días y recogiendo las migajas que se nos descuidaban de los bocados que sacábamos al exterior, había algunos acentores alpinos, haciendo despensas de grasa para tener reservas para lo que se les avecina.
La cosa no pintaba bien pero aún así decidimos que ya que habíamos salido a hacer un poco de Trekking había que moverse y ascender por una canal buscando la cara sur del Urriellu. Tuvimos que acabar abortando la ruta, puesto que cuanto más subíamos menos veíamos. Era agosto y nuestro pelo se escarchaba, y la sur se ocultaba. Así que muy a nuestro pesar tocaba dar la vuelta al Refugio.
Ese día ya no nos quedaba nada más que hacer, dejar colgados de la pared a los valientes que intentaban ese día escalar la Oeste queriendo hacer cumbre. Para nosotros esos dos días de senderismo o de Trekking tocaban a su fin.
Alguno suplió la pesadumbre de dejar atrás ese reino del silencio, tratando de fotografiar en el camino de vuelta la mayor diversidad de flores posibles de la zona, como refleja esta preciosa Euphrasia alpina subsp asturica.
Ya bajábamos pensando en cuándo podríamos volver, en qué condiciones y con la intención de en esa siguiente ocasión ascender a la cumbre del Urriellu, esa montaña mágica, única, imposible, que atrae las miradas de lejos y te embruja cuando estás así de cerca.
Nos fuimos pero el Urriellu seguirá ahí esperándonos, prometemos volver, contároslo con nuevas fotografías y equipar la ruta con Trekkapp, para que podáis seguir nuestros pasos, escuchar el silencio ahí arriba y disfrutar de las mismas sensaciones viendo la niebla pasar frente al Naranjo de Bulnes mientras estáis sentados al lado del camino.
Si pensáis subir os recomendamos reservar primero en el refugio, ya que a pesar de tener 96 plazas es posible encontrarlo lleno. Y no olvidéis que lo primero para la montaña es disfrutarla con seguridad y que la montaña no sepa que habéis pasado por allí.
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